Lcontaminación lumínica se ha convertido en un problema a escala mundial que elimina de forma gradual la capacidad de observar las estrellas.La cotaminación lumínica acarrea impactos culturales, medioambientales e, incluso, energéticos, de consecuencias imprevisibles.
De entre todas las causas que afectan a la calidad del cielo nocturno, la contaminación lumínica es la que presenta mayores riesgos inmediatos y la que, sin embargo, puede ser mitigada con soluciones viables. Un sistema de iluminación irresponsable es el que practica la sobreluminación o uso excesivo e innecesario de la luz artificial, que provoca fenómenos como el deslumbramiento o el brillo artificial del cielo nocturno, dificultando la visión de la noche estrellada. La pérdida de nitidez del cielo nocturno causada por la contaminación atmosférica se amplifica por el efecto de la luz que irracionalmente se envía hacia el firmamento o hacia el horizonte.
Es necesario considerar el periodo de tiempo en que es útil la iluminación artificial. Respetar las horas en las que se devuelve la oscuridad a la noche permite ahorrar energía, evitar emisiones, recuperar nuestro patrimonio, aumentar la calidad de vida y desarrollar nuevas capacidades para la ciencia y la cultura. Todos estos fenómenos tienen en común la pérdida de la capacidad de observar las estrellas, impactos innecesarios sobre la calidad de vida de los humanos, el deterioro de hábitats y la afección a multitud de especies.
Para reducir en buena parte este problema bastaría con seguir tres principios al alcance de la mano. Primero, iluminar lo que necesite ser iluminado. Segundo, hacer uso de la iluminación exterior cuando haga falta. Por último usar luminarias que eviten totalmente el flujo de luz hacia el horizonte o hacia el cielo. Es absurdo enviar luz a las estrellas derrochando energía.
La limitación de la contaminación lumínica y la recuperación de la calidad del cielo nocturno debe formar parte de la nueva cultura de las ciudades sostenibles y comprometidas con el cambio climático.
Existen actualmente tecnologías ecoeficientes que permiten limitar la contaminación lumínica: luminarias, sensores, reguladores de flujo y tiempo, detectores de presencia o nuevas generaciones de lámparas. Es posible usar lámparas más eficientes y que no emitan en longitudes onda nocivas para el medio ambiente, evitando el uso de la luz blanca, incluidos los LEDs blancos.
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